La Gallina Degollada
jueves, 9 de febrero de 2023
Una Historia en un bar
lunes, 2 de mayo de 2022
Inspiración
Después de asegurarme que no hay nada me concentro en el video y en acariciar el lomo de Nina, de pronto la gata se levanta, eriza el lomo y sisea hacia mi cuarto, sigo su mirada y otra vez veo una sombra, más negra que la noche, que se acerca hacia nosotros sin hacer ruido.
viernes, 11 de febrero de 2022
La Esencia de la Vida (Remastered)
Dedicado a Rocío: adiós y gracias por la felicidad
I
El hombre tiene la mirada perdida en los eslabones de las cadenas, dos
policías lo vigilan, tienen órdenes de evitar que escape de la justicia, el preso
lleva el uniforme rojo reservado a los delincuentes más peligrosos, la
camioneta se detiene y él sonríe cuando la puerta se abre y dos policías lo
ayudan a bajar, le cuesta trabajo caminar por el peso del chaleco antibalas que
lo protege.
La sala del tribunal está repleta, los fotógrafos se concentran en las
familias de las víctimas, los fiscales ocupan su lugar, les tomó sólo cuatro
semanas convencer al jurado y saben que el Juez dictará la pena máxima, los
hechos y la actitud del reo no dejan muchas opciones.
- ¡Atención!, este tribunal entra en funciones, preside el Juez Peralta.
Todos se levantan, el representante de la Justicia les indica que pueden
sentarse, se ajusta los anteojos y mira el expediente del caso.
- Que el acusado se ponga de pie.
El detenido se levanta en un esfuerzo que parece heroico.
- Usted ha sido acusado del asesinato de veinte mujeres, el Fiscal nos
mostró las evidencias que lo señalan como único responsable de estas muertes
sin atenuante alguna; cuando su abogado trató de defenderlo
argumentando que sufre de alucinaciones derivadas de una enfermedad mental, usted
tomó el estrado y no sólo negó este argumento y humilló a su defensor, sino que
reconoció sus crímenes y los reivindicó ante el jurado, ¿es correcto?
- Si señor.
- A raíz de esto, lo encontraron culpable de veinte homicidios con todas
las agravantes; por lo que ahora corresponde dictar sentencia, ¿lo entiende?
- Si señor.
- Entonces no hay otra alternativa, quiero decirle, a título personal, que
es una pena que un joven tan inteligente y capaz se haya dejado llevar por la
frialdad y crueldad que mostró a sus víctimas, usted tenía un gran futuro, pero
su desprecio por la vida humana lo ha llevado ante mí, en circunstancias tan
oscuras.
La audiencia aguarda, Peralta empieza a leer el papel que tiene entre las
manos:
- Fernando del Valle, usted fue declarado culpable de veinte homicidios con
agravantes, por lo que, de acuerdo con las Leyes de la República Mexicana y el
Código Penal del Distrito Central, lo condeno a la pena de muerte.
El preso mueve la lengua y cierra la mandíbula, gracias al silencio en la
sala, el tribunal entero escuchó algo dentro de la boca de Fernando,
sólo Peralta identificó el sonido, una ampolleta estrellándose entre sus
dientes, en segundos, Fernando se convulsionó, cayó de espaldas y murió en brazos de su abogado, con una sonrisa en los labios que heló la sangre de los presentes.
Semanas después, y durante el resto de su vida, el abogado contó que
Fernando había dicho algo antes de morir, no pudo escucharlo, pero estaba
seguro que la palabra angelical pasó por sus labios; también habló de su
mirada, parecía que había visto algo que produce alegría sin límites con su
mera presencia.
II
La lluvia azota
el Distrito Central, convierte las calles en ríos, reduce la vigilancia y le quita
efectividad a las cámaras; pero por ahora Fernando no ha aprovechado la
tormenta ni sus beneficios, sólo mira la ventana, deseando que el agua barra
con todo y termine con su dolor.
No ha dormido
bien en días, en cuanto lo alcanza el sueño las pesadillas lo despiertan, en su
mente se mezcla la teoría que presentó sobre la posibilidad de transferir los
impulsos eléctricos del cerebro humano al procesador de un androide con el
reciente fallecimiento de su prometida, Denise.
Aunque la teoría aún no se demostraba, la Corporación Matriz había logrado
avances al transferir recuerdos de seres humanos vivos a procesadores de
androides, sólo se necesitaba tiempo y recursos para probarla.
La noche avanza sobre el Distrito Central mientras los recuerdos se cruzan
y chocan dentro de su mente: el día en que se conocieron con el día en que
logró transferir un recuerdo a un procesador; su primera cita con las
conferencias en las que presentó la teoría; el día en que publicó un ensayo
sobre el tema con los detalles del accidente que la mató; la tensión se acumuló
dentro de su cerebro, hasta que algo, simplemente, se quebró.
Al día siguiente, cuando enterraron el
ataúd donde yacía Denise, nadie imaginaba que le faltaba un órgano, en la
funeraria el único indicio de que pasó algo raro fue una taza fuera de lugar,
pero como no había certeza sobre la posición original, no hubo preguntas.
Durante los siguientes dos años, Fernando dedicó todo su dinero a la
investigación, el primer éxito fue mantener con vida el cerebro, un escáner
había confirmado que no existían lesiones en el delicado tejido del órgano,
luego reprodujo los experimentos de la Corporación Matriz y logró transferir un
recuerdo de Denise al procesador de un androide, quiso la casualidad que fuera su
primera cita, verse a través de los ojos de su amada terminó por convencerlo de
que tenía que transferir la esencia de Denise al androide, sin importar
el costo.
III
Una mujer reposa con los
brazos en alto sobre una piedra; los ojos en el horizonte, soñando despierta;
las piernas rodeando la curva del granito; las puntas de los pies apuntando
hacia el suelo, las puntas de los dedos dejan caer gotas de agua sobre el
pasto; la lluvia nocturna borró cualquier rastro de quién la dejó en
Chapultepec, para que la policía la encontrara.
El detective Rodríguez
observa, concentrándose en los ojos, el pelo mojado, la expresión en el rostro
del cadáver; los forenses capturan la escena, el jefe de la división de
investigación se acerca al investigador:
- ¿Algo nuevo, Pedro?
- Igual que las anteriores,
sin heridas defensivas, sin golpes, sin causa aparente.
- Ni siquiera se parecen
entre ellas, ¿verdad?
- Si hay un patrón, todavía
no podemos identificarlo, comandante.
- Que desmadre.
Es el décimo octavo cuerpo
que la Policía Metropolitana encuentra en la zona, la gente ya lo bautizó como
El Cazador y aún no hay pistas sólidas para encontrarlo; coloca los cadáveres
en posiciones forzadas, y gracias al comentario casual de un policía Rodríguez
se dio cuenta que todas las víctimas habían aparecido sobre una piedra, eso era
lo único que las conectaba.
De pronto se fijó en algo, un
detalle que llamó su atención y no parecía importante, pero ahora era lo único
que importaba.
IV
Los meses pasaron y no podía transferir
más recuerdos del tejido cerebral al procesador, sabía que el órgano seguía con
vida ya que no había iniciado la putrefacción, pero no podía avanzar más allá
de los escasos recuerdos que había transferido, quizás nada habría pasado,
habría aceptado la derrota y habría dejado ir a Denise, si no hubiera sido por
lo que ocurrió cuando revisaba el experimento una última vez.
El programador creía que el tejido estaba dañado, decidió examinar el
órgano de nuevo para estar seguro que esa no era la causa del fracaso, quiso el
destino que metiera la mano derecha dentro de la solución en la que conservaba
el cerebro sin darse cuenta que la máquina que lo monitoreaba y lo conectaba con
el procesador del androide estaba encendida.
Después de eso no recordaba nada, había escuchado estática, como si hubiera
encendido un generador dentro del cuarto, se desmayó casi de inmediato, no sin
antes escuchar que el monitor registraba actividad.
Al despertar, vio que a su lado se apilaba un montón de datos recogidos por
el monitor, supo entonces que se había transferido parte de los impulsos del
cerebro al procesador, no le costó deducir que la transferencia había iniciado
cuando metió la mano en la solución, a pesar de estar protegida, dedujo que no
había daño en el órgano ni errores en la transferencia, lo que impedía el
avance era el tipo de energía que hacía funcionar el tejido cerebral; no podía
provenir de medios artificiales, tenía que venir de otro ser humano.
Esa noche realizó otra prueba que resultó en un desmayo prolongado, la
energía transferida al procesador era menor al tres por ciento, tendría que
donar toda la electricidad generada por su cuerpo para llegar al cinco por
ciento al menos, hacer eso sería una muerte inmediata.
Durante semanas no pudo resolver el problema, Denise necesitaba una gran
cantidad de energía para terminar la transferencia, tenía que venir de otra
persona y él no podía donarla sin sufrir daños permanentes en su sistema; empezaba
a pensar que no había solución hasta que se le presentó clara como el día: ¿y
si utilizaba a otra persona?
Su primer intento fue un éxito parcial, trató de convencer a Laura, una
vieja amiga de Denise, de ayudarlo; tuvo problemas con la oposición del sujeto
a creer lo que veía, a entender la explicación y a justificar su uso, por lo
que no quedó más remedio que obligarla; después de esto la transferencia avanzó
sin contratiempos, ahora el éxito estaba asegurado.
Sólo necesitaba a otras diecinueve mujeres para lograrlo.
V
El detective Rodríguez observa a Fernando a través de un espejo de doble
vista, las últimas veinticuatro horas han sido las más intensas de su vida, primero
se dio cuenta que todas las víctimas habían sido abandonadas en lugares donde
crecían dalias blancas, con excepción de la primera, le tomó unas horas
averiguar los detalles de su vida, incluyendo la muerte de su mejor amiga,
Denise Carrillo, un par de años atrás.
No le costó trabajo considerar a Fernando como sospechoso, pero cuando
decidió visitar al programador en su domicilio se desató el caos, cuando el
detective se disponía a tocar la puerta de la casa notó un bulto en el sillón,
se acercó a la ventana y distinguió los ojos sin vida de una jovencita; corrió
hacia la casa de enfrente, desde donde podía vigilar sin ser visto y llamar a
los refuerzos sin ser escuchado.
El comandante llegó a la escena con un equipo, el detective informó la
situación, cuando los escáneres confirmaron que Fernando era la única persona
con vida dentro de la casa, prepararon el asalto, les tomó una hora revisar el
terreno, evacuar a los vecinos y decidir la estrategia.
Cuando se disponían a lanzarse sobre la casa, Fernando salió del sótano con
otra mujer, esto alteró el plan y le puso los nervios de punta a los
francotiradores, los policías solicitaron instrucciones, el comandante pidió
confirmar que el Cazador estaba solo o si la mujer era una posible víctima, de
pronto, la música llena el ambiente, la pareja se abraza y empieza a bailar, uno
de los francotiradores ve algo brillante entre las manos del sospechoso.
El detective sintió que todo pasaba en cámara lenta, primero vio a Fernando
colocar el objeto entre la mujer y él, ese movimiento desató la respuesta
automática del tirador y una bala vuela hacia la ventana de la sala, al mismo
tiempo, los policías corren hacia la casa.
El programador se dio cuenta de lo que pasaba, abrazó a la mujer mientras
giraba y dejó caer lo que traía en la mano, ese movimiento hizo que la bala del
tirador los atravesara a ambos, desatando el caos entre los policías.
Semanas después, el detective seguía obsesionado con el caso, Fernando no
había ocultado el motivo de los crímenes, los expertos aseguraban que el cerebro
tenía meses muerto, los programadores negaron la posibilidad de una
transferencia, los analistas que la Corporación Matriz envió para revisar el
androide lo confirmaron, y los médicos diagnosticaron que el Cazador sufría de alucinaciones
severas.
Con eso debería concluir la investigación, sin embargo, al detective lo
rodeaba un elemento inquietante: si todo era mentira… ¿qué mató a las víctimas?
VI
Fernando sintió que le faltaba el aliento, contuvo la respiración, atento a
cualquier señal de éxito, aterrado ante la posibilidad de haber fallado, de
pronto abrió los ojos, por un segundo, que le pareció eterno, no hubo ninguna
señal, hasta que la voz llegó clara a sus oídos:
- ¿Mi amor? ¿qué haces aquí?
Con una sonrisa en los labios, Fernando respondió:
- Hola mi amor, no sabes cuánto te he extrañado.
La mirada de Denise, que el programador creyó percibir a través de los ojos
del androide, se notaba confundida.
- ¿Qué hiciste? ¿cómo?
- No te asustes amor, déjame explicarte.
Para cuando Rodríguez llegó a su casa, Fernando ya le había explicado a
Denise lo que había hecho y sus motivos, ella lo reprendió, aunque no
severamente, por haber tomado tantas vidas para darle algo que, aunque parecía
real, no era como estar juntos en cuerpo y alma; lo hizo prometer que, cuando al
androide se le agotara la batería, destruiría el procesador.
Al principio estaba renuente a dejarla ir, pero al final la lógica se
impuso, decidió pasar las últimas horas de esa vida artificial que le regaló
despidiéndose como siempre quiso hacerlo, hablándole de lo que se había
guardado, de lo mucho que la amaba, de cuánto la extrañaba y cuánto la
necesitaba, ella le juró a Fernando que siempre estaría con él, aunque no
tuviera un cuerpo físico para hacerle compañía, su corazón y su alma estarían
siempre a su lado, sin importar nada.
Casi se terminaba la energía cuando Fernando sugirió un baile, algo que
jamás se había atrevido a hacer con Denise por timidez, salieron del sótano sin
saber que la policía rodeaba la casa; él quiso enseñarle el regalo que le tenía
preparado para cuando llegara a casa el día en que no pudo regresar, una
pulsera de plata con un corazón grabado.
- Es hermoso amor, recuerda que
siempre estaré contigo.
Se dieron un largo y apasionado beso, y entonces, ella se quedó dormida.
miércoles, 3 de noviembre de 2021
Coleccionista de Almas
Rabia (Remastered)
I.
Prólogo.
La vida no
podría ser mejor para Rodrigo, entrar a su departamento y trata de encender la
luz, no hay corriente, parado en la oscuridad, escucha la respiración pesada de
un animal y percibe un aroma metálico, por un momento supone que Lidia rescató
algún perro en la calle, enorme y mojado, a juzgar por la cantidad de agua que
hay en el suelo.
La energía
regresa las luces se encienden, la felicidad de Rodrigo se derrumba, el agua a
sus pies es sangre, el bulto en el suelo es un cadáver y Lidia no rescató a un
perro en la calle, está mordiendo una herida abierta en el cuello de la muerta.
II. El
Castillo de Naipes
- ¡Buenos
días, jóvenes!
El ánimo de
Martínez contrasta con los rostros pálidos de los uniformados que custodian la
escena, dos de ellos descubrieron un cadáver en una unidad habitacional al
norte de la ciudad, el detective se abre paso hasta su compañera.
- ¿Qué
tenemos, Estefanía?
Hasta ese
momento Martínez nota la mirada perdida y la palidez en su rostro.
- El cuerpo
está muy dañado.
- Tranquila,
voy a verlo.
Martínez ya tenía
tiempo en la corporación y había recibido una buena dosis de violencia y de
cuerpos humanos que apenas lo parecían, el cuerpo de la mujer está detrás de un
contenedor de basura; debieron llevarlo desde la unidad o tirarlo entrada la
madrugada, los forenses observan la escena con la misma mirada que Estefanía.
La mujer perdió
el rostro, tiene marcas de mordidas en el vientre, donde le arrancaron trozos
de piel con las uñas; los ojos están aplastados y tiene rasguños profundos en
todo el cuerpo; los policías recuerdan esa ocasión como la única vez que vieron
a Martínez vomitar ante un cadáver.
Al mismo
tiempo Rodrigo estaba instalando armellas y poleas en el departamento tan
rápido como podía, pasó una correa por ellas y la unió a un collar de cuero en
cuello de Lidia con pánico de ser mordido; mientras guardaba las herramientas
al pie de la cama algo brincó hacia él.
Lidia había
despertado, estaba transformada en un animal que gruñía y olfateaba, bañada en
sangre; él tomó un martillo para defenderse, de pronto, la mirada de Lidia
cambió, dejó de gruñir y abrió la boca.
El martillo
cayó al suelo, Lidia lamía el rostro de Rodrigo con cariño.
III. Medianoche
en el Jardín.
Hace unos
años yo era un joven medio pendejo, recién graduado, sin suerte con las mujeres,
y no me sobraban amigos.
Esto pasó hace
años, al final de semestre se armó una de esas fiestas donde se desata la
locura, las amistades y las narices se rompen, los amores se declaran y los
hijos que arruinarán la vida de sus futuros padres se conciben.
Alguien
había invitado a una chica que para efectos de esta historia llamaré Linda;
acababa de dejar a su novio y salió muy herida de aquella relación, llegó a la
fiesta con una amiga que tenía más ganas de bailar que de cuidarla, así que a tu
pobre pendejo le tocó ese trabajo.
Ella era
extrovertida, encantadora y se comportaba como la hermosa diva que era; yo, pues
nomás era yo, la noche se nos fue en platicar sobre cine, música, libros y todo
lo que se nos ocurría, es extraño que dos personas tan distintas coincidan en
tantas cosas, decidimos dar por terminada la fiesta y nos fuimos a un lugar más
tranquilo.
Fue el fin
de semana perfecto, la medianoche del sábado nos encontró desnudos en el
jardín, el domingo nos despedimos y quedamos en marcarnos para vernos en la
semana. Esta es la parte ojete de la anécdota: esa semana fue el tiempo que tardé
en darme cuenta que no volvería a verla.
IV. Interludio.
Fue
casualidad que Rodrigo tuviera una reunión de trabajo al norte de la ciudad,
fue casualidad que entrara a un Oxxo a comprar un refresco, y fue casualidad
que la cajera se fijara en él cuando le devolvió el cambio.
En cuanto
cruzaron miradas todo fue automático, ella dejó el trabajo y se fue con él,
durante unos meses trataron de revivir el fin de semana que habían tenido,
Rodrigo supo la razón por la que no pudieron la noche que tuvo que disponer de
un cadáver.
V. La
Servidumbre Humana.
Después de
levantar el cuerpo, los detectives interrogaron a los vecinos, quienes no
vieron nada, Martínez ordenó una carga contra el condominio en represalia, encontraron
drogas, objetos robados y dos personas secuestradas, pero ni rastro del lugar
del homicidio. De vuelta en la Secretaría y después de horas de búsqueda, los
detectives están ante las fotos de quince crímenes iguales.
- En todos
es lo mismo, asesinatos a mano limpia en ataques salvajes; pero no sólo eso tienen
en común.
- ¿Qué más los
une?
Los días en
la vida de Víctor Vega siempre son fáciles, desde pequeño supo que estaba
destinado a heredar la fortuna de su padre, gracias a esto pudo experimentar
todo tipo de excesos en su adolescencia, pronto se desencantó del alcohol y las
drogas, intentó los deportes extremos, pero la adrenalina perdió su atractivo y
antes de cumplir los 25 se quedó sin emociones nuevas; entonces uno de sus
amigos lo dirigió hacia una nueva obsesión: el sexo.
En pocos
años Víctor había acumulado experiencias que a la mayoría de las personas les
tomaría décadas lograr, pero esta vez era diferente, esta adicción le brindaba las
emociones sin los efectos secundarios; al final, terminó encontrando en el
sadismo algo que no sabía que le había hecho falta toda la vida.
Un
pasatiempo así necesita un buen equipo: los que construyen habitaciones
secretas; gente que recluta mujeres; abogados que se encargan de las amenazas y
personas cuyo trabajo es eliminar cabos sueltos; ellos eran las quince víctimas
de Lidia, sólo faltaban Víctor y su mejor amigo, Jorge Olivares.
Apenas se
enteró de la muerte de su asistente, Víctor le pidió a Olivares que indagara
qué sabía la policía sobre los asesinatos, quería tener el privilegio de
conocer al responsable antes que las autoridades; Olivares cumplió la orden
citándose con el detective Martínez y su compañera, resultó que ellos
obtuvieron más información del abogado de la que él consiguió, por fortuna aún
no deducían el nexo que unía los homicidios más allá de la empresa en que
trabajaban.
Al salir de
la reunión, Olivares llamó a Víctor para contarle lo que sabía, al terminar la
llamada, detuvo su auto en un semáforo mientras una persona bajó de una
motocicleta, le apuntó con un revólver y vació la carga.
VI. Segundo
Interludio.
Los
detectives le dan vueltas al caso, de pronto Estefanía rompe el silencio:
- Algo no
cuadra, los demás fueron ataques violentos, y de pronto está tratando de
ocultarse.
- ¿Un
cómplice, quizá?
Suena el
teléfono, Martínez contesta mientras Estefanía reflexiona, la teoría del
cómplice cuadra, ¿pero por qué hasta ahora?, ¿dónde estaba antes?
- Tenemos
algo, un informante dice que las víctimas hacían trabajos especiales
para Víctor Vega.
- ¿Qué tipo
de trabajos?
- Dicen que
le gusta el sadismo, algunas de sus parejas anteriores no han salido bien
libradas, a Víctor no le importa gran cosa si están de acuerdo o no con sus prácticas.
- Así que
tortura mujeres auxiliado por la fortuna de su familia.
- Mi
contacto me envió los nombres de sus víctimas, una de ellas podría ser
responsable por esto.
VII. Un
pecado capital.
Rodrigo llega
a casa y suspira aliviado al darse cuenta que todo está como lo dejó, camina
hasta la recámara sin encender la luz, antes de llegar a la cama una voz grave
y sensual lo recibe:
- Hola
querido.
Deja caer
las llaves de la motocicleta, asustado; aunque no puede verla, Rodrigo sabe que
Lidia se dirige hacia él, imagina la mirada felina y las caderas danzando en la
oscuridad, sus ojos se acostumbran y puede ver la silueta de la mujer de sus
pesadillas observando las llaves.
- Todo salió
perfecto, ¿verdad?
- ¿Qué quieres
decir?
- Si hubieras
fallado no estarías aquí.
- No sé de qué
hablas.
- Vamos,
¿crees que no me doy cuenta?, fue buena idea llevarte el cuerpo ayer, ¿cómo lo hiciste
sin que te vieran?
Rodrigo
quiere correr, escapar de toda esta locura, pero Lidia lo besa y él cede.
- Nadie se
fija en mí, por eso tampoco se dieron cuenta.
Lidia lo
abraza, acaricia su cabello, lo besa de nuevo, es la única que lo ha tratado
así.
- Yo sí te
noté, querido, siempre voy a notarte.
Lidia lo atrae
a la cama y Rodrigo se deja llevar, no quiere evitar que la chica de sus sueños
le quite la ropa y lo arroje a la cama, la correa que fue pensada para contener
una rabia animal queda colgando en la pared, inútil.
A la mañana
siguiente despierta creyendo que todo regresó a la normalidad, se levanta y
entra a la regadera, está a la mitad del baño cuando la escucha entrar.
- ¡Buenos
días mi amor! ¿cómo estás?
- ¿Cómo
quieres que esté si todavía no acabamos?
- ¿Qué?
- Muévete,
tenemos mucho que hacer.
Horas
después, los detectives entran al departamento de Rodrigo, llegaron a él a
través de Lidia, no encuentran señales de los amantes, pero encuentran las
llaves de la motocicleta y un revólver del mismo calibre que las balas que
mataron a Olivares, también encuentran un folleto sobre la conferencia en la
que Víctor Vega dará su discurso.
Mientras los
detectives esperan un helicóptero, Lidia y Rodrigo están escondidos en el
auditorio de la universidad, él trató de advertirle a un guardia de seguridad y
el tipo terminó estrangulado, Lidia no se dio cuenta de su intención, sigue
creyendo que está de acuerdo con el plan.
- Tenemos
que encontrar la manera de acercarnos.
- No creo
que sea fácil.
- Podrías
hacerte pasar por seguridad y matarlo.
- ¡Ni loco!
La rabia en
los ojos de Lidia asusta a Rodrigo:
- Puedo
distraerlo para que tú le dispares, ¿no es lo que deseas?
- A veces
tienes buenas ideas, querido.
Con una
sonrisa, Lidia fue a mezclarse entre los invitados, Rodrigo se quedó en primera
fila y se dio cuenta que nadie se fijaba en él, entonces decidió dar otra
advertencia.
El
helicóptero aterrizó al otro lado del campus de la universidad, Estefanía
recibió un mensaje por radio y lo pasó a su compañero:
- Era la Central,
una llamada anónima advirtió que Lidia va a matar a Víctor, también dijo que no
puede controlarla y no se hace responsable de lo que vaya a pasar.
Víctor entra
al auditorio y baja las escaleras hacia al escenario mientras saluda a los
invitados, viene custodiado por el Chacal, un guardaespaldas que contrató su
padre, sus hombres tienen vigilado el lugar, optaron por no comunicarse con la
seguridad de la universidad para evitar confusiones.
Junto a
ellos, una mujer que se hizo pasar por la encargada de relaciones públicas de
la escuela, y a la cual Víctor no reconoció, lleva del brazo al empresario con
una sonrisa, mientras quita el seguro del arma que lleva en el bolsillo.
Cuando los detectives
llegan al auditorio Víctor está por llegar a la primera fila, Rodrigo se acerca
a él y tropieza, el Chacal lo empuja y lo manda al suelo, Lidia saca su
revólver.
El público
entra en pánico, corren hacia las salidas, los detectives tienen que abrirse
paso como pueden hasta donde está el grupo; Víctor ni siquiera supo que pasaba,
sólo sintió que alguien lo abrazaba y ahora tenía el cañón de un revólver en el
pecho.
El Chacal se
recupera y le apunta a Lidia con su arma, los detectives se detienen frente al
grupo, Estefanía le apunta al Chacal y Martínez a Lidia, la detective grita:
- ¡Quietos!
Lidia ni
siquiera la mira, está concentrada en los ojos de Víctor.
- ¿Me
recuerdas, corazón?
- Mi querida
Lidia, claro que te recuerdo ¿cómo podría olvidar esos ojos suplicantes?
- No
deberías hablarme así, querido, tengo un arma apuntándote.
- ¿Tratas de
asustarme? ¿tú? ¿la que le tiene miedo a la soledad?
- ¿De qué
hablas? – preguntó Rodrigo mientras se levantaba – ¡ella te abandonó!
- Supongo que esa es la historia que le cuenta a
todos.
- ¿Qué?
- Ella no me
dejó, imbécil, yo la abandoné porque no soportaba sus ruegos, la usé en todas
las formas que pude pensar y ella todavía esperaba que la hiciera mi esposa
cuando terminé.
Martínez
interviene:
- Deja de provocarla,
no sabes de lo que es capaz.
- No es
capaz de nada, sólo es una niña aburrida que se puso a experimentar donde no
debía.
La razón
detrás de la brutal venganza de Lidia se hizo evidente, gruesas lágrimas recorren
sus mejillas, pero sus ojos siguen fijos en Víctor, concentra su odio sobre él,
con el dedo acaricia el gatillo del arma, la tensión aumenta.
Clic
El silencio
se rompe por el sonido del percutor del arma que Rodrigo le quitó al guardia,
todos miran al joven, que le apunta a Lidia.
- ¿Qué crees
que estás haciendo, corazón?
- ¿Es
verdad?
- Querido,
no puedes creerle a este idiota, te conté todo sobre él, lo que hizo conmigo.
- Y ahora
pregunto: ¿es verdad?
- Tú sabes
que es un mentiroso, guapo, no puedes creerle.
Por toda
respuesta, Rodrigo dispara, la bala pasa a centímetros de Lidia y se incrusta
en la pared del auditorio, ni el Chacal ni los detectives alcanzan a
reaccionar, Víctor sonríe.
- La
siguiente tiene tu nombre, mi amor, si no contestas.
Lidia mira a
Rodrigo como si no entendiera, pero Víctor sabe que está calculando el riesgo,
¿tendrá tiempo de hacer dos blancos antes de que alguien más le dispare?
- ¿Quieres
saber si me abandonó? ¿en serio quieres saber si te utilicé?
- ¿No fui
claro, amor?
- Tan claro
como el agua, corazón, la pregunta es: ¿estás listo para escuchar la verdad?
Los ojos de
Rodrigo brillan, las lágrimas que inundan sus ojos reflejan las luces del
auditorio, la oportunidad se acerca, Víctor adelanta un pie lo suficiente para
poder saltar hacia atrás.
- ¿Me
utilizaste?
- Querido, no
te hagas la víctima, siempre supiste que lo nuestro era sólo una llamarada,
cosa de un momento, el único que quiso ver más que eso fuiste tú.
Víctor
empieza a reír.
- ¿De qué te
ríes?
- La ironía,
podría decirte lo mismo, querida Lidia.
Ella lo mira
sin comprender, entiende a qué se refiere cuando un movimiento capta su
atención, Rodrigo está afinando su puntería.
- Al final
creo que sí eres capaz de todo, querida.
Víctor se
tira al suelo, Lidia lo suelta mientras dirige el revólver hacia Rodrigo, ambos
disparan, el Chacal cubre a Víctor mientras Estefanía y Martínez quedan
paralizados, la pareja vacía los cargadores de sus armas sobre el otro, y caen
al suelo; lo último que pasó por la mente de Rodrigo, antes de exhalar su
último aliento, fue que la vida nunca había sido mejor.
sábado, 31 de octubre de 2020
Los Gatos de La Toscana (Halloween Special)
En el condominio de La Toscana el reglamento supera a las leyes del país, ya que prohíbe que cualquier persona maltrate o asesine algún animal, particularmente gatos, dentro de sus terrenos, el origen de la norma, que asombra a quienes la conocen, radica en la siguiente historia.
En aquel lugar, los fraccionadores construyeron enormes casas y pequeñas plazas que son muy agradables a la vista, llenas de árboles y vegetación que dan una excelente impresión al visitante, en todo el lugar reina una gran tranquilidad, las mascotas de los vecinos producen a ciertas horas un concierto agradable, que rompe por unos momentos el silencio de la zona.
Si llegan hasta la esquina sureste de la propiedad encontrarán la Plaza de los Tulipanes, que se encuentra bordeada por un chalet habitado por Marie Tulour y John Phillips, frente a esta casa hay una propiedad que conjuga ángulos rectos y curvos en un diseño atractivo y extravagante, es el hogar de Adriana Zanetti, Manuel Cardona y sus hijos, Miguel y Nora; al lado está una casa estilo inglés con techo a dos aguas y enormes ventanas, Valeria Bustamante, Federico González y sus diez hermosos gatos, que suelen rondar el patio trasero, tomando el sol sobre las bardas o revolcándose en el pasto, viven ahí; frente a ellos hay una casa de tres pisos, ahí viven Alfonso Martell, Venus De Souza y sus hijas, Xica y Giselle, junto con cuatro gatos que ronronean en las ventanas y suelen rondar la casa de enfrente en busca de compañeros de juego.
Al otro lado de la plaza se encontraba una vieja construcción que parecía haber estado ahí desde siempre, la casa, construida con granito y hierro, pertenecía a Alfred y Sophia Glock, quienes no convivían con el resto de los vecinos de la Plaza.
Los demás tampoco sentían deseos de convivir con ellos, porque en una ocasión González y su esposa perdieron un par de gatos cerca de casa de los Glock, esa noche, mientras buscaban a los felinos, escucharon sus alaridos dentro de la propiedad, poco faltó para que Valeria tratara de brincar la barda para salvarlos, sólo pudieron disuadirla las trampas regadas por el jardín.
El asunto no se quedó así, la pareja sembró clavos en la entrada del garaje de los Glock, lo cual provocó que el Mercedes-Benz 600 propiedad de los ancianos perdiera las cuatro ruedas cuando salió, las horas que el viejo pasó cambiándolas compensaron en parte la pérdida de las mascotas, nadie prestó ayuda al viejo.
Los vecinos pronto se dieron cuenta que los Glock asesinaban a todos los animales que caían en sus trampas, por más que trataron, por más que se esforzaron, los habitantes de la Plaza de los Tulipanes no pudieron detenerlos.
Unos años después, la comunidad de la Plaza se levantó con una noticia, los Martell acababan de contratar a una joven que les ayudaba en la casa, la acompañaba un niño de diez años, el cual se quedaba sentado en el jardín jugando con un gato, era el sobrino de la joven y poseía una mirada calmada, no hablaba desde hacía años, y sólo sonreía cuando el minino jugaba con él.
Días después, una tormenta se desató sobre la ciudad, el niño y su tía se quedaron dentro de la casa de los Martell, pasado un rato se dieron cuenta que el gatito había desaparecido, en cuanto cesó la lluvia, el niño empezó a buscar al animal, un par de horas después, desconsolado, dejó la Plaza de los Tulipanes entre sollozos; horas después todos en la Plaza escucharon maullidos lastimeros y maldiciones en alemán que llegaban desde la casa de los Glock, después de que todos revisaran que sus mascotas estaban a salvo empezaron a temer lo peor.
Una semana después, Valeria y Federico fueron a casa de los Martell para preguntarle a la joven por su sobrino, ella les dijo que estaba deprimido, había tenido que dejarlo en casa porque no dejaba de llorar por su mascota, ellos le contaron ocurrido y le regalaron un gato pequeño nacido de una camada de sus propias mascotas, la joven les agradeció y dijo que entregaría el minino a su sobrino.
Unos días después, la joven le dijo a los Martell que su sobrino había vuelto a hablar y tenía algo que decirles a todos, pero antes querían saber sobre los incidentes ocurridos en casa de los Glock, todos se reunieron en casa de la familia Martell y le contaron la historia completa de sus roces con los ancianos alemanes y sus intentos por evitar que siguieran maltratando animales, cuando terminaron, el niño caminó hasta Federico y Valeria, les dio la mano y dijo:
- Muchas gracias por el regalo, sé que ustedes son buenos y este gesto no será olvidado; no tienen qué preocuparse, los Glock dejarán de torturar animales para siempre, podrán dormir tranquilos de nuevo, les doy mi palabra.
Después de decir esto, el niño y su tía se fueron, dejando a los vecinos de la Plaza de los Tulipanes conversando sobre lo ocurrido, sus mascotas entraron en casa de los Martell y luego de un rato empezaron a agitarse, brincaban, corrían, se asomaban por las ventanas maullando sin parar, en ese momento se desató una furiosa tormenta, la casa se estremecía con los rayos que caían dentro de la propiedad de los Glock.
A la mañana siguiente, los vecinos vieron a Glock lanzando piezas de metal en los contenedores de basura, cuando los niños husmearon en las bolsas descubrieron que había tirado los restos carbonizados de sus trampas, los relámpagos las habían destruido; más tarde los habitantes de la Plaza se dieron cuenta que sus amados felinos no estaban en casa, al salir a buscarlos, vieron a cientos de gatos, pequeños y grandes, jóvenes y viejos; bajando por las calles hasta la Plaza, sin embargo, no había rastro de sus mascotas, normalmente se habrían preocupado, pero sabían que los Glock ya no podían atraparlos.
A las diez de la noche, y sin que nadie se diera cuenta hasta días después, todos los habitantes de la Plaza cayeron en un profundo sopor y se quedaron dormidos en minutos; Valeria despertó alrededor de las dos de la mañana y creyó escuchar gritos; Xica y su hermana creyeron oír un coro de maullidos en algún punto de la madrugada, todos los demás creen haber escuchado a alguien pidiendo auxilio en algún punto de la noche.
A la mañana siguiente, los vecinos de la Plaza despertaron tarde y salieron corriendo de sus casas sin notar la manada de gatos que rondaba la Plaza, ni a los enormes felinos que estaban echados alrededor del muro en casa de los Glock; esa noche, los gatos regresaron a sus casas, Alfonso y Venus vieron a los suyos entrar como si no se hubieran ido; Federico y Valeria encontraron a sus mascotas en casa, dormidos como si nada hubiera pasado y sin que ninguno pudiera explicar el extraño comportamiento de los animales.
Al otro día, al salir de casa, las hermanas Martell notaron algo extraño en casa de los Glock y llamaron a su madre, que observó, asustada, una mancha de sangre que salía bajo la entrada del garaje, los vecinos decidieron llamar a la policía, que llegó a la Plaza unos minutos después; los policías forzaron la entrada y empezaron a inspeccionarla, a pesar que los policías estaban acostumbrados a la violencia, no pudieron reprimir el terror que les provocó lo que encontraron en el garaje, dentro del lujoso Mercedes yacían un par de cuerpos descarnados, con la ropa hecha jirones y señales de lucha, el cuerpo frente al volante era Alfred Glock, sus manos cubrían el lugar donde habían estado los ojos; a su lado estaba el cadáver de su esposa, que había logrado proteger su ojo izquierdo, el cual estaba fijado en el vacío.
Los vecinos, que entraron detrás de los policías, salieron aterrados del garaje, los forenses que dictaminaron que los Glock fueron atacados por algún animal salvaje o quizás un gran número de ratas, aunque esta posibilidad se descartó por la abundancia de gatos en la Plaza, las mascotas, soberbias y altivas como la Esfinge, miraron desde los jardines cómo retiraban los cadáveres de la casa.
Fue así como la Plaza de los Tulipanes cambió para siempre, los Glock no tenían parientes, así que los vecinos presentaron una propuesta a la administración, la fama siniestra de la propiedad provocó que la aprobaran y los vecinos pudieron comprar el predio, no les tomó mucho tirar la construcción y construir un parque en el solar.
Semanas después que terminó la construcción del parque y ante los rumores en los medios, la administración solicitó a los habitantes de la Plaza que explicaran su decisión, fue así como los vecinos se presentaron ante la asamblea para contar todo lo que había pasado, en cuanto terminaron, los vecinos, por unanimidad, aprobaron la norma que prohíbe, so pena de denuncia ante las autoridades, una multa y pérdida de la propiedad, maltratar animales, especialmente gatos.
Si ustedes llegan a visitar la famosa Plaza, encontrarán en el Parque Tulipán una fuente coronada por el primer monumento hecho en honor a los gatos, una inscripción en el pedestal dice:
Dedicado a la memora de los animales asesinados y maltratados, esperamos que ninguno siga sufriendo y se termine algún día el abuso contra estos nobles seres.
Atentamente
Los habitantes de la Plaza de los Tulipanes