sábado, 25 de mayo de 2019

Un encuentro casual

Viernes, 06 de diciembre.

Sentado en la esquina más lúgubre de su despacho, el Fiscal acaba de dar el golpe que había estado evitando toda la semana, si por él fuera no cedería a los medios, pero la presión ya empezó a llegar de arriba, y a pesar de ser un profesional de la justicia, el Fiscal no deja de ser un político con experiencia.

- Tienes que afrontarlo, no estás ni cerca de resolver el caso, y sí de comprarnos una bronca.
- Señor, con todo respeto, no creo que esté evaluando bien la situación.
- La evalúo perfectamente, tu teoría no sirve, y tu conferencia de antier está provocando pánico.
- Creo que tenemos que advertir a la gente del peligro.
- ¿Cuál, el que corren al salir a la calle?, siguen teniendo la misma posibilidad de morir que antes.
- Usted sabe que eso es mentira.
- Puede que sí, pero la Presidencia no quiere que la gente entre en pánico tan cerca de las fiestas, y siendo sinceros, ¿cómo podemos advertir a la población si no sabemos el patrón de tu asesino?
- Yo creo que estamos cerca de identificarlo, Licenciado…
- También estudié criminología Díaz, tu supuesto asesino mata hombres y mujeres; mutila a unos y a otros los ejecuta con una bala; les quita una prenda o se lleva una parte del cuerpo; asesina en periodos de 15 o 9 días; tira los cuerpos en barrios bajos o los deja donde los mató; ¡ese modus operandi no tiene sentido!

El comandante Díaz no quiere reconocerlo, pero sabe que el Fiscal está en lo cierto, un asesino en serie puede ir variando un poco su rutina, acelerar o detener sus ciclos, cambiar alguna vez sus trofeos, pero no puede ir cambiando entre asesinatos ni retomar sus patrones cuando parece haberlos abandonado.

Domingo, 08 de diciembre.

KillerBee: ¿entonces?
RipperJack: tuve que escapar, salí volando antes de que el policía llegara.
KillerBee: ¿alguien te vio?
RipperJack: no, revisé la calle y no había nada.
KillerBee: menos mal.
RipperJack: apenas terminé, cinco minutos más y el puerco se habría sacado la lotería.
KillerBee: ¿grabaste todo?
RipperJack: ¡claro! ¿con quién crees que tratas, niña?
KillerBee: una nunca sabe, quizás se te olvidó lo más importante
RipperJack: ja, muy graciosa.
KillerBee: ¿cuándo voy a poder disfrutar de tu nueva obra?
RipperJack: pronto, niña, apenas estoy editando
KillerBee: no se te olviden los planos que te encargué
RipperJack: eres difícil de complacer, por eso me caes bien.
KillerBee: ¿qué tiene?, ¿no tengo derecho de ser exigente?
RipperJack: nadie dijo que no.
KillerBee: entonces no andes de quejumbroso y cúmpleme, ¿quieres?
RipperJack: a la orden, miss.
KillerBee: por cierto, ¿tienes algo planeado para estos días?
RipperJack: ¿acaso me vas a invitar a salir?
KillerBee: no mames, preguntaba si tienes trabajo pendiente
RipperJack: valía la pena intentarlo.
RipperJack: de momento nada, fuera de editar tu video y buscar locación para el mes que entra.
RipperJack: estoy libre.
KillerBee: ¿te gustaría hacerme un favor?
RipperJack: lo que gustes.
KillerBee: el mamón de Stan no quiso entrarle porque dice que está a mitad del ciclo y que si lo presiono arruino su creatividad.
RipperJack: típico de ese cabrón.
KillerBee: el caso es que tengo una locación, pero nadie que atienda el negocio, ¿le entras?
RipperJack: ¿de dónde la sacaste?
KillerBee: de mi trabajo, sin riesgo.
KillerBee: ¿entonces?
RipperJack: me aviento el negocio, mándame los datos.
KillerBee: Por eso te adoro, guapo, mañana te mando todo.

Jueves, 26 de diciembre.

El hombre disfruta de las luces de la ciudad desde la azotea de su edificio, su departamento es el único que ocupa el último piso, así que puede descansar en un cómodo sillón con una copa de vino, seguro de que nadie va a molestarlo.

Su celular vibra, sin soltar la copa el hombre sostiene el teléfono y mira el mensaje, envía su respuesta mientras sonríe, está a punto de convencer a su próxima víctima.

Desde que se unió al foro de KillerBee ha tenido la oportunidad de realizar todas sus fantasías, sin importar lo violentas que sean, y ahora recibe grandes cantidades de dinero por grabar y editar videos en los que muestra su agresiva creatividad, para el disfrute personal de los elegidos.

Para él todo el proceso es algo natural, orgánico, no puede imaginar su vida sin esos impulsos y menos pensar en resistirlos, lo han acompañado siempre, y a pesar de que por mucho tiempo se sintió fuera de lugar ahora ha aprendido a vivir con eso, es parte de él, y negarlo resulta estúpido desde donde lo mires.

Otro mensaje, RipperJack sonríe, la cita quedó lista para el día siguiente, y todo está preparado para cumplir con el encargo de su adorada KillerBee.

Sábado, 28 de diciembre.

En el Mirador ubicado al sur de la Ciudad de México hay dos autos estacionados, un Mercedes Benz 250 SE azul y un Chevrolet Camaro negro, ambos reciben los primeros rayos de la mañana rodeados de policías y decenas de curiosos, en el centro del círculo, los cadáveres de dos jóvenes, hombre y mujer, yacen hincados, uno recargado en el otro, desangrados en medio de la soledad y el frío de la madrugada que acaba de terminar.

Cuando el reloj marca las 8 de la mañana llega el investigador del caso, todos lo conocen, la mayoría lo respeta y más de uno le teme, nadie quiere meterse en su camino después de que el Fiscal lo relevó del caso más importante de la Ciudad.

El comandante Díaz se abre camino entre el personal que recolecta evidencia, se acerca a los cuerpos y encuentra al jefe de técnicos:

- ¿Qué tenemos, Martínez?
- Yo creo que un pacto suicida, comandante, estos dos se acuchillaron mutuamente.
- ¿Pelea de novios?
- No creo que sean tan cercanos, llegaron en autos separados.

Díaz echó una mirada al Mercedes y le preguntó a Martínez:

- ¿Ya revisaron los autos?
- Claro que no, estábamos más preocupados por asegurar la escena de los buitres.
- ¿O sea que no los has abierto?
- Lo siento comandante, por el momento estaba concentrado en otra tarea, ¿por qué es tan importante?

Díaz dirige su mirada al Camaro mientras se inclina al lado de los cadáveres y contesta:

- ¿Cómo estás seguro de que llegaron en autos separados si ni siquiera sabes si son suyos?

Martínez se dio cuenta que había dejado pasar un detalle importante mientras Díaz metía una mano enguantada dentro del bolsillo de la chica, del cual sacó un juego de llaves con un llavero de Mercedes, Martínez hizo lo mismo y sacó del abrigo del sujeto una llave electrónica con el logo de Chevrolet, apuntó hacia el Camaro y con un toque quitó la alarma.

- Pues a menos que esas llaves no abran el Mercedes, creo que si llegaron en autos separados.

Díaz se levanta sin dejar de ver la escena, hasta la posición de los cuerpos parece forzada, empieza a caminar hacia el Mercedes mientras le ordena a Martínez:

- Abre la cajuela del Camaro, quiero ver qué hay adentro.

Dos forenses toman fotografías de las placas de ambos autos, un toque de la llave electrónica y un giro de muñeca abren los seguros, Díaz y Martínez abren los maleteros al mismo tiempo.

Un par de gritos resuenan en la zona del Mirador, tres casos acaban de resolverse.