viernes, 1 de noviembre de 2019

La Ocupante (Halloween Special)


Era viernes por la tarde, Roxana Álvarez trataba de avanzar entre el tráfico para llegar a casa, había tenido una semana horrible, mostrando casas a los clientes de su jefe por toda la Ciudad, muchos interesados y pocos tratos cerrados tenían a Fermín al borde de la histeria, ya en otras ocasiones habían sobrevivido a los baches inmobiliarios de la Ciudad de México, pero su jefe tuvo la idea de invertir en un proyecto que había salido mal y buscaba dinero hasta en las alcantarillas.

Tal vez eso fue lo que lo llevó a aceptar el ofrecimiento de un grupo de jóvenes que se dedicaban a grabar videos cazando fantasmas, su canal en YouTube era uno de los más populares de México, y le ofrecieron a Fermín una jugosa cantidad por dejarlos hacer un especial en una de las casas que ya debería haber vendido.

La mansión de la familia Vega llevaba abandonada más de 30 años, los propietarios actuales, nietos de quienes construyeron y habitaron la casa, no querían saber nada del inmueble, Fermín creía que no le veían potencial, pero Roxana sabía que el lugar les inspiraba una especie de temor reverencial, no se atrevieron a tocarla mientras los habitantes originales, hijos de la pareja que compró y mandó construir la casa, estuvieron vivos, una vez que el último falleció, tiraron el lugar al abandono y buscaban deshacerse de él a como diera lugar.

A pesar de la negligencia, la casona de los Vega se alzaba orgullosa en Bosques de las Lomas, una de las colonias más exclusivas de la Ciudad, era uno de los primeros terrenos que se vendieron cuando se fundó el fraccionamiento, hacía más de 80 años.

Todo eso pasó por la mente de Roxana cuando, a punto de llegar a su departamento, Fermín la llamó para pedirle, como un favor muy especial, que acompañara al equipo de grabación a la casa y los dejara entrar, luego de una discusión, algunos reclamos y la promesa de darle 15 mil pesos del dinero que iban a pagarle, Roxana aceptó.

Mientras conducía hacia la residencia, Roxana tuvo tiempo de recordar las leyendas que corrían por la Ciudad sobre la propiedad, había de todo: desde los que decían que había sido sede de asesinatos brutales a los que decían que en su sótano estuvieron cautivas muchas de las jóvenes desaparecidas en la metrópoli; Fermín le dijo que todo eran mentiras y rumores, pero ella no estaba tan convencida.

Para ella era claro porqué los muchachos habían elegido el lugar.

Al llegar a la casa, Roxana encontró a un grupo de personas preparando las cámaras, el líder del equipo se adelantó para presentarse:

- ¿Señora Roxana?
- Roxana nada más.
- ¡Mucho gusto!, soy Eduardo, el productor, ¿ya ha visto nuestros videos?
- La verdad no, tengo poco tiempo libre.
- Bueno, ya tendrá chance de vernos cuando terminemos, ¿o no?
- Supongo que sí.

Mientras Eduardo le presentaba a los demás, Roxana se distrajo recordando su primera reunión con Jorge Vega, a quien los dueños de la casa habían elegido como representante común por dos razones: era un abogado experto en inmuebles y el más escéptico de la familia, durante la junta el Licenciado Vega le dio todos los documentos necesarios para vender la casa y platicó un rato con ella sobre la mansión, después la llevó a conocerla.

- ¿Le parece bien?

La pregunta de Eduardo la trajo de vuelta a la realidad, Roxana tuvo que pedirle que la repitiera.

- ¿Quiere acompañarnos, por si dañamos algo?

“Ni loca” pensó Roxana, pero se limitó a negarse cortésmente y a explicarle a Eduardo que la casa estaba abandonada desde hacía años, y la intención de la familia Vega era venderla para que fuera demolida, a precio de terreno, si era preciso.

- ¿Y cuánto sería eso, si no es indiscreción?
- Unos 3 millones de pesos
- ¡No jodas!, ¿es en serio?

Roxana y Eduardo miran a Merlina, una mujer joven y de estatura mediana; miembro del trío de investigadores.

- Si, es en serio.
- ¿Y por qué la generosidad?, la gente de esta zona no suele ser tan desprendida ¿o sí?
- No, creo que los dueños le temen a la casa.
- ¿Tú que piensas sobre la casa, Rox?, ¿también le tienes miedo?

Roxana miró hacia las ventanas de la mansión y recordó lo que vio en ellas cuando la visitó por primera vez, un escalofrío recorrió su espalda, y habló sin pensar:

- Cuando vine aquí con el representante de los dueños, entré y vi toda la casa, el ático, la cocina antigua y el salón de estar, con su candelabro tan elegante, vi las recámaras y la cava de vinos, me senté en el comedor y admiré el reloj cucú mientras el Licenciado Vega buscaba una vieja foto de sus abuelos, pasé a la cochera a ver dos autos clásicos acumulando polvo, recorrimos el sótano y todo parecía en orden, íbamos a salir cuando Vega recibió una llamada relacionada con los autos, se metió al garaje y me dejó aquí afuera.
- ¿Y viste algo?

Roxana abre la puerta, todos entran al jardín y la historia continúa:

- Pues ver, lo que se dice ver, no; pero sentí como si alguien me viera desde el ventanal que da al pasillo de las recámaras, pude sentir claramente los ojos y la mirada pesada de alguien que no estaba en la ventana, sentí que la temperatura bajaba, una corriente de aire helado me golpeó, y pude escuchar algo parecido a un murmullo…
- ¿Y luego?

Los muchachos están preparando su equipo, prueban las cámaras y micrófonos, Merlina mira con curiosidad a Roxana, otro de los muchachos la graba esperando el final de la historia.

- Luego el Licenciado Vega salió del garaje y la sensación acabó.
- ¿Y eso fue todo?
- Pues sí, quizás no fue muy espectacular, pero para mí fue aterrador.

Merlina le hace una seña al camarógrafo, que se enfoca en otra cosa, pone una mano sobre el hombro de la vendedora y dice:

- No te preocupes, no importa si fue espectacular o no, ese tipo de testimonios siempre le dan contexto a nuestros videos.

Roxana sonrió y siguió con la vista los preparativos de los muchachos, en menos de diez minutos tenían todo listo, Merlina la miró justo antes de entrar a la casa y preguntó:

- ¿Segura que no quieres entrar?, estarías más cómoda aquí adentro, en la estancia, que afuera.
- No hay problema, hay una banca junto a la entrada, puedo esperar a que terminen allí.
- ¿Tienes miedo de que pase algo verdad?
- O de que no pase nada y la tomen conmigo, muchachos.

Merlina le sonrió, y respondió mientras cerraba la puerta.

- Si lo que me contaste es cierto, estoy segura que eso no va a ser un problema.

La vendedora se quedó unos momentos frente a la puerta, escuchando cómo los muchachos empezaban a recorrer la casa y pasaban de un cuarto a otro, pudo ver las luces de sus cámaras mientras se perdían en el pasillo que daba al comedor y la cocina.

Tomó su teléfono y se sentó en la banca, sintió frío, un viento helado recorría el patio a pesar de ser octubre, estaba viendo un video cuando escuchó un grito, a través del vidrio esmerilado de la entrada vio cómo todos subían corriendo hacia la estancia, seguro había pasado algo en el sótano.

Después de un rato, las luces se dirigieron a la biblioteca y se apagaron, por unos segundos no oyó nada, de pronto un grito aterrador salió de la casa, Roxana no pudo decir si de la biblioteca o de otra zona, un par de luces se encendieron y apagaron rápidamente, tres personas gritaron, una luz se encendió en la estancia y todo regresó a la calma.

Una de las lámparas se encendió de nuevo e iluminó la sombra de algo o alguien parado frente al vidrio esmerilado de la entrada, todo fue un caos, las luces se encendieron y los muchachos empezaron a correr por toda la casa.

Roxana no sabía qué hacer, quiso llamar por teléfono a Fermín, pero un grito la hizo tirar el celular, un golpe seco la sorprendió, sonó como si alguien hubiera sido arrojado contra la puerta del garaje, a la luz de la luna distinguió una mano a través de los cristales, en la muñeca llevaba el mismo reloj que Eduardo.

La mujer quiso gritar, pero quedó paralizada cuando la mano desapareció como si alguien hubiera arrastrado el cuerpo de vuelta a la casa; otro grito la hizo concentrarse en la biblioteca, donde una mancha de sangre cubrió la ventana, un golpe brutal en la entrada de la casa le indicó que otro de los jóvenes había sido arrojado contra la maciza puerta.

Tres de las luces subieron hacia la planta alta para tratar de alcanzar el ventanal que había en el pasillo de las recámaras, Roxana supuso que trataban de llamar su atención, se inclinó a recoger su teléfono, pero los gritos la detuvieron, se escucharon dos golpes y una luz cayó por la escalera hasta la estancia.

De pronto, alguien fue arrojado contra la ventana, el vidrio se rompió y un cuerpo cayó de espaldas en el patio, Roxana se acercó para tratar de ayudar a quien había caído, y resultó ser Merlina, quien murió por el impacto.

La mujer quedó aterrada, no sabía qué hacer, a quién llamar, a dónde correr, de pronto, un sonido metálico llamó su atención, una bolsa negra había caído al patio a pocos metros del cadáver de Merlina, Roxana se acercó a la bolsa y la tomó, resultó especialmente pesada, al abrirla, encontró varios centenarios, muy viejos, que aún brillaban a la luz de la luna.

Al levantar la mirada se encontró de frente con lo que no había querido ver la vez anterior que había estado en la casa: la figura oscura, sin rostro y aterradora de una mujer que la había visto desde el ventanal en su primera visita.

Roxana no pudo hacer nada, la presencia habló con una voz profunda, que quedó grabada por años en la mente de la vendedora:

- Hay más para ti si me entregas otros.

Dicho lo cual desapareció.

La mujer miró las monedas de oro, sin duda valían mucho más de lo que ella ganaba en un año, quizás no habría aceptado aquél trato diabólico, tal vez nunca habría pensado en tomar aquella oportunidad maldita, no lo sabremos nunca, porque en ese momento sonó su celular y el nombre de Fermín apareció en la pantalla.

Roxana tomó el teléfono, dando la espalda al cadáver que sangraba en el patio, y sólo dijo:

- Tienes que venir, tuvimos problemas con tus amigos.

Después de que su jefe colgó enfurecido, Roxana empezó a pensar en qué se compraría con las monedas que la señora Vega le daría por él.

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