Dedicado a Rocío: adiós y gracias por la felicidad
I
El hombre tiene la mirada perdida en los eslabones de las cadenas, dos
policías lo vigilan, tienen órdenes de evitar que escape de la justicia, el preso
lleva el uniforme rojo reservado a los delincuentes más peligrosos, la
camioneta se detiene y él sonríe cuando la puerta se abre y dos policías lo
ayudan a bajar, le cuesta trabajo caminar por el peso del chaleco antibalas que
lo protege.
La sala del tribunal está repleta, los fotógrafos se concentran en las
familias de las víctimas, los fiscales ocupan su lugar, les tomó sólo cuatro
semanas convencer al jurado y saben que el Juez dictará la pena máxima, los
hechos y la actitud del reo no dejan muchas opciones.
- ¡Atención!, este tribunal entra en funciones, preside el Juez Peralta.
Todos se levantan, el representante de la Justicia les indica que pueden
sentarse, se ajusta los anteojos y mira el expediente del caso.
- Que el acusado se ponga de pie.
El detenido se levanta en un esfuerzo que parece heroico.
- Usted ha sido acusado del asesinato de veinte mujeres, el Fiscal nos
mostró las evidencias que lo señalan como único responsable de estas muertes
sin atenuante alguna; cuando su abogado trató de defenderlo
argumentando que sufre de alucinaciones derivadas de una enfermedad mental, usted
tomó el estrado y no sólo negó este argumento y humilló a su defensor, sino que
reconoció sus crímenes y los reivindicó ante el jurado, ¿es correcto?
- Si señor.
- A raíz de esto, lo encontraron culpable de veinte homicidios con todas
las agravantes; por lo que ahora corresponde dictar sentencia, ¿lo entiende?
- Si señor.
- Entonces no hay otra alternativa, quiero decirle, a título personal, que
es una pena que un joven tan inteligente y capaz se haya dejado llevar por la
frialdad y crueldad que mostró a sus víctimas, usted tenía un gran futuro, pero
su desprecio por la vida humana lo ha llevado ante mí, en circunstancias tan
oscuras.
La audiencia aguarda, Peralta empieza a leer el papel que tiene entre las
manos:
- Fernando del Valle, usted fue declarado culpable de veinte homicidios con
agravantes, por lo que, de acuerdo con las Leyes de la República Mexicana y el
Código Penal del Distrito Central, lo condeno a la pena de muerte.
El preso mueve la lengua y cierra la mandíbula, gracias al silencio en la
sala, el tribunal entero escuchó algo dentro de la boca de Fernando,
sólo Peralta identificó el sonido, una ampolleta estrellándose entre sus
dientes, en segundos, Fernando se convulsionó, cayó de espaldas y murió en brazos de su abogado, con una sonrisa en los labios que heló la sangre de los presentes.
Semanas después, y durante el resto de su vida, el abogado contó que
Fernando había dicho algo antes de morir, no pudo escucharlo, pero estaba
seguro que la palabra angelical pasó por sus labios; también habló de su
mirada, parecía que había visto algo que produce alegría sin límites con su
mera presencia.
II
La lluvia azota
el Distrito Central, convierte las calles en ríos, reduce la vigilancia y le quita
efectividad a las cámaras; pero por ahora Fernando no ha aprovechado la
tormenta ni sus beneficios, sólo mira la ventana, deseando que el agua barra
con todo y termine con su dolor.
No ha dormido
bien en días, en cuanto lo alcanza el sueño las pesadillas lo despiertan, en su
mente se mezcla la teoría que presentó sobre la posibilidad de transferir los
impulsos eléctricos del cerebro humano al procesador de un androide con el
reciente fallecimiento de su prometida, Denise.
Aunque la teoría aún no se demostraba, la Corporación Matriz había logrado
avances al transferir recuerdos de seres humanos vivos a procesadores de
androides, sólo se necesitaba tiempo y recursos para probarla.
La noche avanza sobre el Distrito Central mientras los recuerdos se cruzan
y chocan dentro de su mente: el día en que se conocieron con el día en que
logró transferir un recuerdo a un procesador; su primera cita con las
conferencias en las que presentó la teoría; el día en que publicó un ensayo
sobre el tema con los detalles del accidente que la mató; la tensión se acumuló
dentro de su cerebro, hasta que algo, simplemente, se quebró.
Al día siguiente, cuando enterraron el
ataúd donde yacía Denise, nadie imaginaba que le faltaba un órgano, en la
funeraria el único indicio de que pasó algo raro fue una taza fuera de lugar,
pero como no había certeza sobre la posición original, no hubo preguntas.
Durante los siguientes dos años, Fernando dedicó todo su dinero a la
investigación, el primer éxito fue mantener con vida el cerebro, un escáner
había confirmado que no existían lesiones en el delicado tejido del órgano,
luego reprodujo los experimentos de la Corporación Matriz y logró transferir un
recuerdo de Denise al procesador de un androide, quiso la casualidad que fuera su
primera cita, verse a través de los ojos de su amada terminó por convencerlo de
que tenía que transferir la esencia de Denise al androide, sin importar
el costo.
III
Una mujer reposa con los
brazos en alto sobre una piedra; los ojos en el horizonte, soñando despierta;
las piernas rodeando la curva del granito; las puntas de los pies apuntando
hacia el suelo, las puntas de los dedos dejan caer gotas de agua sobre el
pasto; la lluvia nocturna borró cualquier rastro de quién la dejó en
Chapultepec, para que la policía la encontrara.
El detective Rodríguez
observa, concentrándose en los ojos, el pelo mojado, la expresión en el rostro
del cadáver; los forenses capturan la escena, el jefe de la división de
investigación se acerca al investigador:
- ¿Algo nuevo, Pedro?
- Igual que las anteriores,
sin heridas defensivas, sin golpes, sin causa aparente.
- Ni siquiera se parecen
entre ellas, ¿verdad?
- Si hay un patrón, todavía
no podemos identificarlo, comandante.
- Que desmadre.
Es el décimo octavo cuerpo
que la Policía Metropolitana encuentra en la zona, la gente ya lo bautizó como
El Cazador y aún no hay pistas sólidas para encontrarlo; coloca los cadáveres
en posiciones forzadas, y gracias al comentario casual de un policía Rodríguez
se dio cuenta que todas las víctimas habían aparecido sobre una piedra, eso era
lo único que las conectaba.
De pronto se fijó en algo, un
detalle que llamó su atención y no parecía importante, pero ahora era lo único
que importaba.
IV
Los meses pasaron y no podía transferir
más recuerdos del tejido cerebral al procesador, sabía que el órgano seguía con
vida ya que no había iniciado la putrefacción, pero no podía avanzar más allá
de los escasos recuerdos que había transferido, quizás nada habría pasado,
habría aceptado la derrota y habría dejado ir a Denise, si no hubiera sido por
lo que ocurrió cuando revisaba el experimento una última vez.
El programador creía que el tejido estaba dañado, decidió examinar el
órgano de nuevo para estar seguro que esa no era la causa del fracaso, quiso el
destino que metiera la mano derecha dentro de la solución en la que conservaba
el cerebro sin darse cuenta que la máquina que lo monitoreaba y lo conectaba con
el procesador del androide estaba encendida.
Después de eso no recordaba nada, había escuchado estática, como si hubiera
encendido un generador dentro del cuarto, se desmayó casi de inmediato, no sin
antes escuchar que el monitor registraba actividad.
Al despertar, vio que a su lado se apilaba un montón de datos recogidos por
el monitor, supo entonces que se había transferido parte de los impulsos del
cerebro al procesador, no le costó deducir que la transferencia había iniciado
cuando metió la mano en la solución, a pesar de estar protegida, dedujo que no
había daño en el órgano ni errores en la transferencia, lo que impedía el
avance era el tipo de energía que hacía funcionar el tejido cerebral; no podía
provenir de medios artificiales, tenía que venir de otro ser humano.
Esa noche realizó otra prueba que resultó en un desmayo prolongado, la
energía transferida al procesador era menor al tres por ciento, tendría que
donar toda la electricidad generada por su cuerpo para llegar al cinco por
ciento al menos, hacer eso sería una muerte inmediata.
Durante semanas no pudo resolver el problema, Denise necesitaba una gran
cantidad de energía para terminar la transferencia, tenía que venir de otra
persona y él no podía donarla sin sufrir daños permanentes en su sistema; empezaba
a pensar que no había solución hasta que se le presentó clara como el día: ¿y
si utilizaba a otra persona?
Su primer intento fue un éxito parcial, trató de convencer a Laura, una
vieja amiga de Denise, de ayudarlo; tuvo problemas con la oposición del sujeto
a creer lo que veía, a entender la explicación y a justificar su uso, por lo
que no quedó más remedio que obligarla; después de esto la transferencia avanzó
sin contratiempos, ahora el éxito estaba asegurado.
Sólo necesitaba a otras diecinueve mujeres para lograrlo.
V
El detective Rodríguez observa a Fernando a través de un espejo de doble
vista, las últimas veinticuatro horas han sido las más intensas de su vida, primero
se dio cuenta que todas las víctimas habían sido abandonadas en lugares donde
crecían dalias blancas, con excepción de la primera, le tomó unas horas
averiguar los detalles de su vida, incluyendo la muerte de su mejor amiga,
Denise Carrillo, un par de años atrás.
No le costó trabajo considerar a Fernando como sospechoso, pero cuando
decidió visitar al programador en su domicilio se desató el caos, cuando el
detective se disponía a tocar la puerta de la casa notó un bulto en el sillón,
se acercó a la ventana y distinguió los ojos sin vida de una jovencita; corrió
hacia la casa de enfrente, desde donde podía vigilar sin ser visto y llamar a
los refuerzos sin ser escuchado.
El comandante llegó a la escena con un equipo, el detective informó la
situación, cuando los escáneres confirmaron que Fernando era la única persona
con vida dentro de la casa, prepararon el asalto, les tomó una hora revisar el
terreno, evacuar a los vecinos y decidir la estrategia.
Cuando se disponían a lanzarse sobre la casa, Fernando salió del sótano con
otra mujer, esto alteró el plan y le puso los nervios de punta a los
francotiradores, los policías solicitaron instrucciones, el comandante pidió
confirmar que el Cazador estaba solo o si la mujer era una posible víctima, de
pronto, la música llena el ambiente, la pareja se abraza y empieza a bailar, uno
de los francotiradores ve algo brillante entre las manos del sospechoso.
El detective sintió que todo pasaba en cámara lenta, primero vio a Fernando
colocar el objeto entre la mujer y él, ese movimiento desató la respuesta
automática del tirador y una bala vuela hacia la ventana de la sala, al mismo
tiempo, los policías corren hacia la casa.
El programador se dio cuenta de lo que pasaba, abrazó a la mujer mientras
giraba y dejó caer lo que traía en la mano, ese movimiento hizo que la bala del
tirador los atravesara a ambos, desatando el caos entre los policías.
Semanas después, el detective seguía obsesionado con el caso, Fernando no
había ocultado el motivo de los crímenes, los expertos aseguraban que el cerebro
tenía meses muerto, los programadores negaron la posibilidad de una
transferencia, los analistas que la Corporación Matriz envió para revisar el
androide lo confirmaron, y los médicos diagnosticaron que el Cazador sufría de alucinaciones
severas.
Con eso debería concluir la investigación, sin embargo, al detective lo
rodeaba un elemento inquietante: si todo era mentira… ¿qué mató a las víctimas?
VI
Fernando sintió que le faltaba el aliento, contuvo la respiración, atento a
cualquier señal de éxito, aterrado ante la posibilidad de haber fallado, de
pronto abrió los ojos, por un segundo, que le pareció eterno, no hubo ninguna
señal, hasta que la voz llegó clara a sus oídos:
- ¿Mi amor? ¿qué haces aquí?
Con una sonrisa en los labios, Fernando respondió:
- Hola mi amor, no sabes cuánto te he extrañado.
La mirada de Denise, que el programador creyó percibir a través de los ojos
del androide, se notaba confundida.
- ¿Qué hiciste? ¿cómo?
- No te asustes amor, déjame explicarte.
Para cuando Rodríguez llegó a su casa, Fernando ya le había explicado a
Denise lo que había hecho y sus motivos, ella lo reprendió, aunque no
severamente, por haber tomado tantas vidas para darle algo que, aunque parecía
real, no era como estar juntos en cuerpo y alma; lo hizo prometer que, cuando al
androide se le agotara la batería, destruiría el procesador.
Al principio estaba renuente a dejarla ir, pero al final la lógica se
impuso, decidió pasar las últimas horas de esa vida artificial que le regaló
despidiéndose como siempre quiso hacerlo, hablándole de lo que se había
guardado, de lo mucho que la amaba, de cuánto la extrañaba y cuánto la
necesitaba, ella le juró a Fernando que siempre estaría con él, aunque no
tuviera un cuerpo físico para hacerle compañía, su corazón y su alma estarían
siempre a su lado, sin importar nada.
Casi se terminaba la energía cuando Fernando sugirió un baile, algo que
jamás se había atrevido a hacer con Denise por timidez, salieron del sótano sin
saber que la policía rodeaba la casa; él quiso enseñarle el regalo que le tenía
preparado para cuando llegara a casa el día en que no pudo regresar, una
pulsera de plata con un corazón grabado.
- Es hermoso amor, recuerda que
siempre estaré contigo.
Se dieron un largo y apasionado beso, y entonces, ella se quedó dormida.