Después
de sonreír al recordarlo, se estira perezosa en la cama, no quiere levantarse, pero
tampoco quiere quedarse ahí si él no está, de modo que se levanta y va por su
primer café del día, el que siempre la pone en acción.
Al
llegar a la cocina, las luces se encienden y una música suave llena la
estancia, en cuanto se prepara y sirve el café, toma el control y enciende la
televisión.
Antes
de ver la pantalla, su celular vibra recordándole el mensaje pendiente, la
chica vuelve a sonreír, y dando la espalda a la transmisión, toma el teléfono y
entra al buzón de voz:
“Hola, pequeña”
Que
voz tan linda tiene.
“Sólo
quería llamar para decirte lo mucho que te amo”
Siempre
tan detallista.
“Contarte que recuerdo
cuando nos conocimos, hace tantos años; recuerdo nuestras charlas en el parque,
a la luz de la luna; recuerdo cuando nos agarró la lluvia en el parque y nos
dimos nuestro primer beso bajo un árbol; recuerdo todas las tardes que he
compartido contigo”
Típico,
siempre con un ojo en el pasado y otro en el futuro.
“Recuerdo tu rostro, tus
ojos, tus labios, tus mejillas, la forma tan encantadora en que te sonrojas
cuando me ves. Recuerdo tu cuerpo perfecto y cómo siempre encuentras tu lugar
entre mis brazos. La forma tan linda en que me abrazas y con un beso me haces
sentir bien, sin importar lo que haya pasado”
Qué
barbero, algo ha de querer.
“Recuerdo todo eso, y
muchas más cosas que ya no tengo tiempo de decirte, y eso me hace sentir una
profunda tristeza”
¿Qué?,
¿de qué carajo está hablando?
“Tristeza de que no
podamos vivir más cosas juntos, tristeza porque todo nuestro amor será
desperdiciado, tristeza porque todo lo bello que hemos compartido será
evaporado”
¿Qué
diablos le pasa a este imbécil?
Se
hace el silencio del otro lado de la línea, un sollozo interrumpe el silencio.
Algo
muy malo está pasando.
“Traté de conseguir cómo
salir en cuanto supe la noticia, te podrás imaginar que fracasé. Te fallé… te fallé
y jamás voy a perdonármelo… siempre te recordaré Diana, y espero de todo
corazón que nunca escuches esto, sé que tienes el celular al lado, y que falla
cuando recibes mensajes de voz muy largos”
Dios
mío.
“Te dejo este mensaje
rezando para que fastidie tu alarma y no te despiertes a tiempo, deseando de
todo corazón que te quedes dormida, y que no abras los ojos y veas lo que está
pasando… si tú tienes razón, y hay un Dios amoroso esperando del otro lado,
espero que te deje dormir y despiertes cuando todo haya pasado… si tienes
razón, y por primera vez en mi vida espero de todo corazón que la tengas, te
estaré esperando”
Diana
está paralizada por el miedo, hasta ese momento se da cuenta que una tenue luz
azul baña su sala, mira la pantalla de su televisor sin soltar su teléfono, y
empieza a llorar en cuanto ve la transmisión.
“Te amo, Diana”
Mientras
las lágrimas corren por sus mejillas, el contador llega a cero.
La
luz más brillante que ha visto en su vida se refleja en la pantalla de la
televisión.
Paralizada
por el miedo, Diana murmura:
-
Yo también te amo.