Aquella
mañana comenzó como cualquier otra, los habitantes del Distrito Central
comienzan sus actividades como cada día, en una colonia cercana a la periferia
de la ciudad el movimiento frenético de la policía alerta a los vecinos, muchos
curiosos observan que una gran cantidad de patrullas y camiones se detiene
cerca de una bodega abandonada, los policías descienden de los camiones tan
rápido como pueden, hace años que los habitantes del lugar no ven tanto
movimiento.
Una
patrulla más veloz que las otras perteneciente al Detective en Jefe Torres, de
la división de investigaciones de la Policía Metropolitana, llega frente a la
puerta de la bodega, del auto descienden Torres y Jack Legrasse, de la policía
de Nueva York, que viene persiguiendo al principal sospechoso del caso que
Torres acaba de resolver, todos los policías y curiosos están expectantes, en
cuanto alguno de ellos tire la puerta todo el operativo se pondrá en
movimiento…
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Los
rayos del sol la acarician, no la queman, un delicioso calor desciende por todo
su cuerpo, el astro rey la ilumina de esa forma especial que sólo puede hacerlo
en los días más hermosos y soleados, ella se despereza en la cama, a su lado un
gato negro, enorme, imita a su dueña y se estira para acercarse ronroneando a
ella unos segundos después.
-
¡Qué bonito día!, ¿no lo crees, Félix?
El
gato, por toda respuesta, maúlla y se deja caer al lado de su dueña, ella mira
el cielo azul y despejado de la mañana, siente de nuevo el calor agradable en
sus mejillas y se da cuenta que se siente feliz por primera vez en mucho
tiempo, mientras acaricia a Félix, sabe que ése será un día perfecto.
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Las
horas pasan, Alan Torres y Jack Legrasse siguen en estado de shock, lo que
acaban de ver va más allá de todos los horrores que han presenciado en todos
sus años como detectives; Legrasse exclamó, cuando tiraron la puerta del único
cuarto iluminado dentro de la nave acompañados por más de 200 policías:
-
Dios mío… ¿¡Qué carajos es esto?!
El
responsable está en la sala, Jack y Alan tienen que decidir su siguiente jugada
para lograr que confiese, su crimen fue tan aberrante que nadie quiere
acercarse siquiera al tipo, su apariencia, sus expresiones y su forma de hablar
les provocan escalofríos a todos.
-
¿Qué hacemos entonces, Jack?
-
No lo sé, tengo más de dos años siguiendo al tipo y nunca pensé que haría algo
así, ni siquiera puedo imaginarme por dónde empezar.
Los
minutos pasan, el humo de los cigarros cuelga del techo de la habitación, al
terminar el primer contacto entre el perseguido y los detectives, el cual no
había sido alentador, el sospechoso alcanzó a ver a una mujer que pasaba cuando
Alan abrió la puerta, media hora después, estando solo y mirando fijamente al
espejo, escupió una sola demanda:
-
Está bien. Confesaré todo. Pero sólo se lo diré a ella.
Legrasse
al principio no sabía de qué hablaba, Torres de inmediato supo que se refería a
la novata de su división, la razón era bastante simple: la víctima se parecía
increíblemente a Sabrina.
-
¿Entonces, Jack?, ¿le damos una oportunidad a la novata?
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-
¿Disfrutando del sol, Félix?
El
gato no responde, simplemente se gira sobre su espalda y deja al descubierto la
parte baja de su cuerpo, ella acaricia al animal y lo rasca, Félix echa la
cabeza hacia atrás y ronronea.
-
¡Quién fuera tú, gato flojo!
El
felino ni se inmuta por el comentario y la risita coqueta de su dueña, sigue
dejando que lo rasquen y acaricien su negro pelaje.
-
Estoy segura que hoy será un gran día, Félix, ¿sabes por qué?, Hoy tendré mi
cita con el chico que te platicaba, es un verdadero amor, desde hace mucho
tiempo que no me sentía tan querida, y hace mucho que no sentía tanto amor por
alguien, ya sabes, desde… aquello… ha sido difícil, pero creo que me he logrado
adaptar, ¿no crees?
Félix
no responde, en lugar de seguir ronroneando mira fijamente a la chica, ella se
extraña y de pronto el gato se enoja y trata de morderla.
-
¡Hey!, ¿Qué te pasa?
El
pánico que sintió al verse atacada por Félix se disipa al instante, el gato no
está enojado, sigue echado y girando para llamar su atención, ella vuelve a
acercar la mano con algo de desconfianza, y la recupera cuando el minino se
deja rascar y acariciar de nuevo.
Tal
vez sólo son sus nervios.
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Alan
y Jack se quedan sin opciones, vuelven a intentar hablar con el sospechoso,
solos y juntos, amables o agresivos, el sujeto no va a hablar.
-Sabrina
es la respuesta, no tenemos de otra más que utilizarla para lograr que el
bastardo confiese
-
No lo sé, Alan, puede ser peligroso
-
Ella sabe cuidarse, Jack, lo sabes.
A
las 11:30 de la noche del día que todos recuerdan en la Policía Metropolitana,
Sabrina Merak entró en la sala de interrogatorios número 3, para iniciar
contacto con el sospechoso, Legrasse y Torres la instruyeron acerca de lo que
debía hacer y lo que debía evitar para caer en el juego del criminal, pero todo
se fue al demonio cuando el tipo tomó su mano entre las suyas, clavó su
penetrante y triste mirada en la detective y dijo:
-
Eres igual a ella… déjame contarte una pequeña historia.
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Félix
está echado en la ventana, tomando más sol para evitar fríos, su dueña sale de
la regadera envuelta en una toalla; todo en la casa, en el ambiente, la luz y
la brisa ligera que refrescan su recámara, todo parece vibrar al ritmo de la
música que inunda la casa.
Mientras
baila y mueve la cadera, la chica se observa en el espejo, se arregla a
conciencia, pinta sus labios, utiliza sus aretes más bonitos, su perfume más
deseable, la ropa que más le gusta y que mejor le queda, una mirada al espejo
mientras aún pasea su alegría por la habitación le indica que se ve perfecta,
siguiendo el ritmo de la canción, da una vuelta sobre sí misma.
Cuando
termina, se queda paralizada frente al espejo, está segura que vio algo, una
mancha negra, algo en su cabeza; trata de verlo pero no puede, siente como un
líquido recorre su nuca (¿Sudor? ¿Sangre?). El mundo parece volverse más
oscuro, hay nubes cubriendo el sol, por más que intenta ver qué es esa mancha
extraña en su cabello no lo logra.
Cuando
trata de tocarlo, sus dedos sienten algo frío y viscoso.
Un
grito desgarrador brota de su garganta, el miedo y el asco la hacen perder el
equilibrio y caer de espaldas, se golpea en el mismo lugar donde vio lo-que-sea
que está en su cabeza, por supuesto que no hay nada, el sol brilla como
siempre, no hay nubes, Félix se acerca a ella y lame su mano mientras ronronea,
la mujer se calma un poco, pasa las manos por su cabello esperando algo horrible.
No
siente nada extraño.
Definitivamente
está demasiado nerviosa.
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Extractos
del Informe presentado por el Teniente John Richard Legrasse, Detective en la
División de Crímenes Mayores de la Policía de la Ciudad de Nueva York,
publicado en “Patología
Criminal: Casos Notables, Informes Policiacos, Comentarios y Diagnosis”
impreso por la Facultad de Medicina de la Universidad del Estado de Nueva York
(págs. 113-127):
“Caso No.
A11W04K/NO9L4Y:
…La víctima fue
encontrada en una bodega al oriente de la Ciudad de México, estaba recostada
sobre una mesa de operaciones a la que el sospechoso había realizado múltiples
modificaciones, hasta el momento, los forenses han sido incapaces de dictaminar
el estado real de la víctima.
…Después de varios
intentos por obtener una confesión, el Detective Torres y yo permitimos que la
Detective Merak ingresara a la sala de interrogatorios, delante de ella, el
sospechoso confesó el crimen con lujo de detalles, ofreciendo al final de su
confesión una justificación inesperada que de ser confirmada permitiría que el
sospechoso fuera liberado.
…la Detective Merak
extrajo algunas irregularidades de su conversación con el sospechoso una vez
pasado el shock emocional que le produjo el encuentro, estas deducciones la
llevaron de vuelta a la escena del crimen… es importante señalar que la
Detective Merak acudió a la bodega sin consultarlo con el Detective Torres o
conmigo, y por supuesto sin nuestra autorización como encargados del caso.
… luego de recorrer el
lugar, la Detective Merak localizó lo que buscaba… se trataba de una abertura
vertical de 40 centímetros de alto por 5 de ancho… apiladas en el interior se
encontraban 3 cintas de video.
Al ser analizadas, las
cintas revelaron el procedimiento que se había seguido sobre la víctima, las
primeras 2 documentaban todo el crimen… la última confirmaba la justificación
del sospechoso y no dejaba dudas sobre su inocencia… la Detective Merak
insistió en que algo no estaba bien, pero el Detective Torres le exigió que
dejara en paz el asunto.”
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La
chica está algo nerviosa, observa el reloj y no deja de mover las piernas, las
cruza, se sienta derecha, recarga una sobre otra, pone los codos sobre las
rodillas y suspira, es la viva imagen de la impaciencia.
El
sol ilumina toda la ciudad, es el inicio de una tarde agradable, de las que
todos los días regala el Distrito Central, ella no puede más, quiere verlo, necesita verlo, y
ya quiere tenerlo cerca, para poder descansar entre sus brazos…
Una
nube cubre por un instante el sol, ella mira hacia arriba y se asombra de ver
que el cielo está cubierto, parece el inicio de una tormenta, nerviosa, la mujer
sigue pensando en su compañero que no llega, y se pierde el inicio del horror.
Un
ligero movimiento la distrae de sus preocupaciones, y ella se da cuenta que el
piso vibra, salta y se mueve, lo primero que acude a su mente es un terremoto,
pero las sacudidas que siente no son normales, el cielo se pinta de rojo, los
árboles se ven marchitos y negros, aterradores, amenazantes, los edificios
empiezan a derrumbarse, el asfalto se abre y aparecen grietas espeluznantes que
rebosan una sustancia color rojo intenso (¿¿¿Sangre???), todas las sombras se
profundizan, como una habitación sin luz ni ventanas.
Ella
grita desesperada y asustada, nadie la escucha, ni siquiera puede oírse a sí
misma entre el rugido de muerte y destrucción que cubrió el mundo de repente, en
aquél día que sería tan hermoso…
Un
perro negro, inmenso, le ladra furioso mientras la observa con ojos infernales,
ella llora aterrada y se da cuenta que sus lágrimas son gotas de sangre, pasa
sus manos por su rostro y lo percibe desfigurado, su cuerpo se derrite, todo su
ser está cubierto de sangre y oscuridad.
Un
alarido de pánico brota de su garganta.
Y
así, como si nada, el terror que había inundado su día perfecto se disuelve,
ella abre de nuevo los ojos y todo vuelve a ser perfecto, el sol ilumina la
ciudad, bella y fresca, y la tarde cálida y agradable sigue cayendo sobre el
Distrito, el perro infernal es en realidad un San Bernardo que la mira
sonriente, moviendo la cola y que se acerca a ella y la lame con cariño, los
edificios siguen en pie, reflejando la luz del sol, las calles siguen intactas,
y los autos corren tranquilos por ellas.
Ella
llora de nuevo, asustada y convencida de que algo malo está pasando.
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Calvin
Wallace, el culpable del caso, sale del edificio de la Policía Metropolitana,
toma un pequeño descanso a la mitad de las escaleras y enciende un cigarro, los
policías entran y salen sin reparar en él, su obra está completa, lo que hizo
será estudiado, analizado y repetido una y otra vez… por siempre.
Mientras
Calvin guarda su encendedor, Sabrina Merak sale por la misma puerta que él
acaba de abandonar, luce demacrada luego de no dormir dos días seguidos y está
obsesionada con la idea de que él han estado jugando con ellos desde que empezó
la investigación.
Calvin
no sabe que Sabrina acaba de encontrar la falla en la coartada.
-
Fría noche, ¿no te parece, Calvin?
-
Fresca, diría yo. ¿En qué puedo ayudarte, Sabrina?
-
Tengo una pequeña duda, una espina clavada en el cerebro, que no me va a dejar
dormir si no la contestas.
Calvin
sonríe irónico, sabe que los detectives están desesperados por encontrar algún
hueco en su historia, pero el video que Sabrina encontró no deja mucho lugar a
dudas, él es inocente, y sólo hizo lo que le pidieron.
-
Por supuesto, detective, lo que quieras.
-
Necesito que me expliques cómo funciona la marca de tiempo de la videocámara
que utilizaste.
En
un principio, no puede creer lo que escucha, ¿sólo eso quiere saber?.
-
Es sencillo, la cámara registra la fecha, hora y duración de cada video y los
guarda en la tarjeta de memoria.
-
¿Puede alterarse?
-
Claro, modificando la fecha y hora en las opciones de la cámara.
-
¿Y si no se hace de esa manera?
-
Se puede hacer directamente sobre la información almacenada en la tarjeta al
introducirla a una computadora. Realmente es simple y cualquiera puede hacerlo.
Sabrina
tiene la mano debajo del abrigo, Calvin no está seguro si eso significa algo,
pero se da cuenta que lo que acaba de decir hizo sonreír a la detective.
-
Justo eso pensé, Calvin.
Los
segundos pasan volando, la detective no habla, Calvin sigue tratando de pensar
que relación puede guardar la conversación con el caso; Sabrina decide tirarse
a matar:
-
Llegó el informe del forense justo cuando te soltamos, dice que las drogas que
le inyectaste en el video tienen más de doce horas dentro del cuerpo de la
chica… excepto una.
El
culpable observa sin entender a su juez, ya todo terminó, ¿qué demonios intenta
hacer?
-
Ella recibió una gran dosis de morfina antes de que la procesaras, ¿tienes
alguna explicación para eso, Calvin?
-
No tendría por qué, el video muestra perfectamente que ella consintió el
proceso.
-
Tienes razón, tendríamos que demostrar que ella no estaba en plena capacidad al
momento de consentir para poder arrestarte, y aun cuando lo probáramos, la
marca de tiempo del video muestra que ella estaba consciente al momento de la
grabación, además, ya te dejamos ir, lo que quiere decir que no podemos
acusarte de nuevo por este crimen sin evidencias irrefutables.
Calvin
mira sin comprender, Sabrina saborea las palabras que siguen.
-
Los técnicos acaban de demostrar que alteraste la marca de tiempo del video,
Calvin; incluso utilizaste la misma computadora, la QT deja marcas específicas
en cada archivo que modifica, y nuestros muchachos lo descubrieron, sabemos que
ella estaba drogada cuando grabaste el video que te exonera.
El
programador clava la mirada en la detective:
-
Pero no hay nada que puedas hacer al respecto, ¿o sí?, ni siquiera si te digo
que ella me rogó que me detuviera antes de rogarme que continuara; o aunque te
dijera que todo esto se acordó con la idea de que ella pudiera despertar una
vez concluido el proceso, pero que yo planeé todo para que ella muera si tratan
de desconectarla, solamente por placer; nada de eso hace ninguna diferencia,
¿cierto?, no puedes tocarme porque tus pruebas no son irrefutables, y lo sabes.
Sabrina
aferra un objeto dentro de su abrigo, y dice:
-
Es verdad, Calvin, todo eso es verdad; supongo que sólo queda una cosa por
hacer, entonces.
Sabrina
extrae su revólver del abrigo, Calvin apenas tiene tiempo de darse cuenta de lo
que va a pasar cuando recibe cuatro disparos en el costado, las balas le atraviesan
el hígado, la parte baja de los pulmones, un riñón y la arteria femoral, el
programador cae y rueda espectacularmente por las escaleras del edificio, queda
tendido boca arriba mirando las estrellas, clava la mirada en el Cinturón de
Orión mientras murmura sus últimas palabras para que nadie las escuche:
-
Hice lo que debía hacerse.
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Mientras
el horror sacude todo su ser, una mano cálida se posa en su hombro, la pobre
chica voltea cuando el perro deja de lamer sus manos y observa al hombre
moviendo la cola, ella se levanta, dándole aun la espalda a su compañero, y
lentamente da vuelta para mirarlo, esperando encontrar un espectro, un monstruo
o algo que la espante y la devuelva al reino de terror y dolor del cual acaba
de salir…
[(<<error985end>>)]
Es
Él, es Él sin duda.
-Hola,
mi amor
Es
tan guapo como lo recuerda, tan cariñoso, con esos ojos hermosos y la boca
sensual que tantas veces besó (¿¿besar?? ¡¡Apenas nos conocemos!!), el cuerpo
tantas veces acariciado y deseado, los brazos fuertes y el pecho en el cual
tantas veces se recostó a escuchar cómo latía su corazón.
Ella
brinca a sus brazos, sin pensarlo un instante, comienza a besarlo con pasión,
se aferra a él, lo extrañó tanto que creyó que moriría (??).
Hace
tanto que no lo veía, hace tanto que no lo besaba, hace tanto que no estaba
entre sus brazos, hace tanto que no recibe su calor (!!!).
-Mi
amor… te extrañé tanto.
[(<<msdir//error746>>)]
La
mujer besa al chico profundamente, mientras su lengua danza dentro de la boca
de su esposo, un zumbido empieza a sonar dentro de su cabeza y aumenta de
volumen mientras el beso continúa, por primera vez no le importa, si va a morir
en medio de un ataque de pánico, mejor que sea mientras lo besa por última vez.
[(<<fatalError6647>>Msdir>>)]
Él
se aferra a ella, corresponde sus caricias y sus besos, sus manos siguen siendo
cariñosas y posesivas al mismo tiempo, un calor muy especial, que surge del
centro de su estómago y abarca todo su cuerpo, empieza a inundarlos a ambos,
ella sabe que tenía que ser así, siempre fue así.
[(<<FATALERROR>>Msdir/4/idule66512/<<error>>Z9873<<TERROR>>)]
De
pronto, el zumbido alcanza una frecuencia insoportable, es más bien un pitido
sostenido, el sonido le rompería los tímpanos a cualquiera, pero ella no suelta
a su esposo, pasó por demasiadas cosas para dejarlo ir.
[(<<Msdir/661/corruptFile>><<ERRORTERRORFATALTERROR423342>>)]
El
sonido se detiene, todo está bien en el mundo, el día es perfecto, como siempre
fue, ella clava la mirada en sus ojos perfectos, acaricia los labios tan
añorados.
-
Te tomaste tu tiempo, gato tonto.
-
Lo siento, tuve que tomar el camino largo para regresar a tus brazos, gatita.
-
Está bien, te perdono sólo por esta vez, pero tienes que consentirme…
-
¿Qué te parece una película y un café entonces, gatita?
-
Suena bien, mi amor.
Ambos
comienzan a caminar hacia el cine más cercano, abrazados y enamorados como
siempre estuvieron.
-
¿Te costó trabajo regresar, gato?
-
Para nada, bisha, tu amigo me ayudó bastante.
-
Te dije que podíamos confiar.
-
Bueno, no se podía saber hasta intentarlo.
Otro
beso termina con la conversación, los amantes siguen hacia el cine, seguros que
ahora nada va a interrumpir su felicidad.
[(<<FATALTERROR423342>>KILLSWITCH>>423342NOT>>KILLTERROR423342>>>>DENEGATED>>KILLSWITCHTERROR>>NOTGRANTED>>423342TERROREND>>NOTHAPPENING>>SWITCHOFF>>FUCKUUP>>ENDERROR423342>>KEEPGOIN>>>DENEGATEDNOTGRANTED>>ENDOFSTORY>>)]
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Extractos
finales del Informe presentado por el Teniente John Richard Legrasse, publicado
en “Patología
Criminal…”, (págs. 233-247):
“La víctima se
encontraba en la mesa de operaciones, una serie de cables conectaban su cerebro
y su cuerpo a una computadora HP modelo QT-216437-5, con procesador French Frog
4.5 y una capacidad de más de 200 TB, suficiente para correr una elaborada
simulación de realidad basada en el juego Sims XP, Calvin Wallace programó la
computadora para seguir corriendo la simulación de forma permanente.
…una serie de monitores
siguen paso a paso la situación general de los órganos de la chica, en caso de
intentar detener la ejecución del programa, los sensores activan el “error985”
que simula algún tipo de pesadilla dentro del programa, encaminado a provocar
que la víctima muera de un infarto por sobrecarga emocional si hay algún
intento por despertarla, nuestros técnicos siguen tratando de averiguar la
forma en que Wallace logró esto.
…se hicieron tres
intentos por despertar a la víctima y terminar la simulación, los tres con el
mismo resultado: el “error985” se activó y provocó niveles de estrés
extremadamente altos en la mujer, estos intentos cesaron para evitar problemas
en la víctima.
…cuatro días después del
arresto, y uno después de que Calvin Wallace muriera a manos de Sabrina Merak,
el programa de simulación inició un protocolo denominado “FATALTERROR423342”
que terminó con cualquier intento de comunicación con el programa, la interfaz
y la computadora; el programador residente de la Policía Metropolitana intentó
detener la ejecución de este protocolo mediante una serie de comandos que no
hicieron ningún efecto…
Una vez que el programa
terminó con el protocolo, fue imposible monitorear el curso de la simulación
dentro del cerebro de la víctima, pero al continuar sus signos vitales sin
cambio, se asumió que el programa continúa sin alteración.
La decisión que se tomó
a raíz de esto, fue dejar a la víctima en su estado actual en forma
permanente.”
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